He
creído oportuno introducir este capítulo antes de empezar
una enumeración de las posteriores misiones Apolo que siguieron
a la XI. Quería abrir una reflexión y explicar el por
qué los soviéticos, que disponían de una enorme
ventaja durante los primeros años del programa espacial (primer
satélite, primer ser vivo en órbita, primer hombre en
órbita, permanencias más prolongadas, primeras
tripulaciones con más de un cosmonauta, primer paseo
extravehicular, primera mujer en órbita, primer impacto con la
Luna, primera fotografía de la cara oculta de la Luna) pues
bien, cómo es que delante de ésta enorme ventaja, se
dejaron perder la carrera hacia la Luna y de una forma tan clara.
Aunque no hubieran clausurado el programa lunar, se cree que les
hubiera faltado más de 5 años para conseguir un
éxito similar al de la Apolo XI.
Habría que contar primero cómo estaba confeccionado el
viaje lunar soviético. Éste se componía a su vez
de cuatro programas paralelos, que sufrieron una suerte diversa.
Por una parte estaba el programa para la creación de un
súper lanzador que fuera capaz de generar una fuerza de despegue
suficiente para transportar una sonda con tripulación para tres
cosmonautas hasta la Luna. Éste era el cohete N1 compuesto por
tres etapas que sumaban un total de 42 motores principales, capaz de
generar hasta 5.000.000 de kilogramos fuerza. Un 20% más que el
Saturno V que aún ahora es el más potente nunca
construido.

Un segundo programa era el de las sondas tipos Zond, creadas para hacer
vuelos orbitales tripulados alrededor de la Luna, sin llegar a su
superficie.

El tercero, el programa de la sonda Soyuz. Actualmente muy conocido por
tratarse de una gran sonda tipo Ferry para el mantenimiento de las
estaciones espaciales, pero inicialmente diseñado como
módulo lunar.

Finalmente el programa de sondas Luna no tripuladas con el objetivo de
recoger numerosa información preliminar imprescindible para al
resto del programa.

Pues bien, salvo el cuarto de estos proyectos, el resto tuvieron serios
problemas -ocasionalmente trágicos- que hicieron retrasar de tal
forma el programa soviético que obligó incluso a
cancelarlo.
Así ninguna de las cuatro pruebas del supercohete N1 tuvieron
éxito. En la primera de ellas, el cohete no llegó a
despegar más allá de la torre de despegue estallando a
unos 100 metros. En el cuarto y último intento alcanzó
unos 40 Km de altura pero acabó estallando por problemas en los
cohetes de la primera etapa antes de separarse de la segunda.

Los
soviéticos se quedaban sin el súper lanzador que
tendría que haber llevado una sonda Soyuz hacia la Luna. Pensad
que no fue hasta 1987 cuando finalmente pudieron elevar con
éxito un lanzador gigante siendo éste un 15% menos
potente que el Saturno V.
Respecto al programa Zond, sólo mencionar que de las 12 misiones
realizadas sólo 2 se completaron con éxito y en
ningún caso con tripulación en su interior.
El programa de la sonda Soyuz sufriría un fatal accidente
durante la primera misión tripulada perdiendo la vida Vladimir
Kamarov. Después de una accidentada misión en abril de
1967 llena de contratiempos y averías, la nave acabó
impactando sobre la superficie de la Tierra a más de 140 Km/H al
fallarle los paracaídas. Este accidente, retrasaría mucho
el programa.


¿Quién fue el responsable de este desbarajuste? Pues
seguramente el no haber sabido separar el programa espacial de las
injerencias políticas. Sobre todo de Nikita Kruchiov más
partidario de hacer misiones espectaculares con resultados inmediatos,
que de seguir un proyecto coherente pensando en beneficios a largo
plazo. Fueron continuos los cambios que se tuvieron que hacer para
contentar a Kruchiov y que desviaron esfuerzos y dinero hacia proyectos
menos provechosos.
Tampoco ayudaría nada perder en Sergei Kololiev en 1966.
NOTA: Esta capítilo así como el resto de esta
serie, no hubiera sido posible sin la ayuda de los libros: "Historia y Tecnología de la Exploración
Espacial" ed. Cockpitstudio y "Houston, Tenemos un Problema" ed.
elrompecabezas de Javier Casado y "Hombres en el Espacio. Pasado,
presete y futuro" ed. Mc Graw Hill de Luís Ruíz de Gopegui.
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Bosch
Portell - 2009