La carrera
espacial 9ª parte:
Proyecto Apolo (tercera parte)
Abierto
el camino hacia la Luna y sólo 12 años
después del
vuelo del Sputnik, la misión Apolo XI se disponía
a poner
a un hombre sobre la superficie de la Luna y devolverlo sano y salvo,
tal como había pedido Kennedy en su discurso del
año 1961.
Así,
a las 15:32 horas del día 16 de julio de 1969 desde
Cabo Cañaveral arranca un cohete Saturno V con la
nave
Apolo XI encima.
Las fases de despegue y de entrada en órbita terrestre,
fueron
bien entrando en una órbita de aparcamiento que se
aprovechó para hacer algunas comprobaciones. Se
tenía que
comprobar que ningún componente no se hubiera desajustado en
el
momento del despegue.
Una vez situada en el antipodo de la órbita terrestre, se
puso
en marcha por segunda vez el motor de la tercera etapa del cohete, para
catapultar la nave a una velocidad de 39800 Km/H hacia la Luna en una
órbita elíptica. Por acción de la
gravitación de la Luna esta órbita se
convertía en
una en forma de 8 de retorno libre. Eso era una medida de seguridad por
si hubiera alguna avería en los sistemas.
Poco después se efectuaría la maniobra de
transposición. Consistía en desprender, de la
tercera
etapa del cohete, el módulo de mando y de servicio. Una vez
hubieran hecho un giro de 180 grados, se acercaban nuevamente
él
con el fin de extraer de su interior el módulo lunar.
Ésta sería su configuración final en
su viaje
hacia la Luna.
Si
uno se pregunta
por qué era necesaria esa arriesgada maniobra, la respuesta
está en la necesidad de reducir peso y combustible. El
módulo lunar está especialmente
diseñado para
trabajar en el entorno lunar. Es muy frágil y no necesita
tener
un diseño aerodinámico pues la Luna carece de
atmósfera contra la que luchar. Si se elevara el cohete con
el
módulo lunar sobre el de mando (en la punta del cohete)
requeriría la instalación de un pesado carenado
que lo
protegiera en la fase de despegue. Más peso implica
más
combustible en un programa en el que no se disponía de
demasiado
margen.
Cerca
de la Luna, se pone en marcha el motor del módulo de
servicio y la nave abandona su órbita de retorno seguro por
una
más óptima de cara a las posteriores maniobras
cerca de
la Luna.
El
día 18 de
Julio, la nave tenía su mínima velocidad. Los
casi 40000
Km/H del inicio se habían transformado en 3280 motivado por
el
freno que representa la atracción de la Tierra. A partir de
aquel momento, la velocidad se incrementaría por la
acción de la gravedad de la Luna.
A las 19:46 horas del día 20 de julio Armstrong y Aldrin, ya
dentro del módulo lunar, se separaban del de mando-servicio
y
empezaba su descenso hacia la Luna dejando Colins solo orbitando la
Luna.
Durante
el descenso un mensaje de alarma se encendería en
los
paneles de control añadiendo dramatismo al momento.
Afortunadamente sólo eran las quejas de un pobre ordenador
al
que estaban obligando a hacer más trabajo de la que era
capaz de
hacer. A
poco menos de 300
metros de la superficie, se dieron cuenta de que se dirigían
directamente hacia el interior de un gran cráter. Se
apremiaron
en tomar el mando de la nave y a buscar un lugar más seguro.
Eso
hizo que casi agotaran al combustible lo que hubiera acarreado la
suspensión de la misión. La cosa fue de 10-15
segundos. Finalmente
a las 22:18 horas (hora local) del día 20 de julio de 1969
el Eagle alunizó. Variando
el programa
preestablecido y después de numerosas comprobaciones de
seguridad Armstrong puso el primer pie sobre la superficie de la Luna a
las 4:51 horas del día 21 de Julio de 1969 (día
de San
Daniel)
Durante
2 horas y 47 minutos, Armtrong y Aldrin estuvieron completando
el programa propagandístico y científico que se
les
tenía preparado. Clavar la bandera americana, hacer una
interviu
con Nixon, dejar unas placas conmemorativas de los desaparecidos
astronautas del Apolo I, de Gagarin (muerto en accidente de
aviación poco antes) y de Kamarov, la primera
víctima
mortal de programa soviético Soyuz.
También
un pequeño sismógrafo y un
reflector Laser
para hacer medidas Tierra-Luna con exactitud. Así como de la
recogida de piedras y tierra de la Luna
Una
vez de vuelta dentro del módulo lunar,
después de
descansar un poco, se dispusieron a efectuar una de las maniobras
más arriesgadas. Maniobra que no se había podido
ensayar
con anterioridad. El módulo lunar, se tenía que
dividir y
apoyado por las frágiles patas que lo mantenían
en
contacto con la superficie de la Luna, tenía que poner en
marcha
el motor de la etapa de ascenso. Un pequeño error y los dos
hombres no podrían elevarse de forma efectiva en busca del
módulo de mando-servicio donde los esperaba Colins y que los
tendría que devolver de regreso a la Tierra.
La maniobra pasó sin ningún problema
así como el acoplamiento con el módulo de
servicio-mando. Una
vez los tres
juntos -tanto las partes de la nave como los astronautas- tomaron el
viaje de regreso arrancando el motor del módulo de servicio
durante unos 6 minutos mientras se encontraban en la cara oculta de la
Luna. Las
57 horas del
viaje de vuelta fueron bastantes aburridas sin ningún otro
entretenimiento que el ir viendo como la Tierra se les hacía
cada vez mayor a través de las ventanillas.
Justo antes de la reentrada se liberaba el módulo de
servicio,
después el resto del lunar dejando el módulo de
mando
libre con el fin de entrar a la atmósfera terrestre. El
rozamiento con las diferentes capas de una atmósfera cada
vez
más densa, frenaría la
cápsula. Tocaron el
agua del océano Pacífico a sólo 2.7Km
del
portaaviones Hornet que los esperaba cerca de Honolulú.
Los
astronautas junto con las piedras que traían de la Luna,
esperarían dentro de un habitáculo de cuarentena
21
días más haciendo pruebas y analíticas
asegurarse
de no importar ningún microorganismo selenita nocivo.
El
entusiasmo por las misiones espaciales era desbordante pero pocos se
podían imaginar que pronto disminuiría.
De hecho el propio programa Apolo inicialmente programado para cumplir
veinte misiones, se tuvo que recortar en la decimoséptima.
Pero
eso ya será contará otro día.
NOTA: Esta
capítilo así como el resto
de esta
serie, no hubiera sido posible sin la ayuda de
los libros: "Historia
y Tecnología de la Exploración
Espacial" ed. Cockpitstudio y "Houston,
Tenemos un Problema" ed.
elrompecabezas de Javier Casado y "Hombres en el Espacio. Pasado,
presete y futuro" ed. Mc Graw Hill de Luís Ruíz
de Gopegui.